Sintomas y Signos

Trastornos motores

Bajo la denominación de Trastornos motores se encuentra un importante grupo de alteraciones que se caracterizan por el mal funcionamiento del aparato motor del individuo. 

Existen distintos tipos y grados de compromiso. Puede tratarse de una disminución de la fuerza o paresia (con distintos grados) hasta una ausencia total de movimiento o plejia. A su vez puede comprometer un miembro (paresia/plejia braquial o crural), un hemicuerpo (hemiparesia/hemiplejia), los miembros inferiores (paraparesia/paraplejia) o los cuatro miembros (cuadriparesia/cuadriplejia).

Frecuentemente se acompañan de una alteración en el tono muscular  (espasticidad o rigidez según la patología o topografía de la lesión) y  en los reflejos osteotendinosos (hiperreflexia, hiporreflexia o arreflexia).

Otros síntomas y signos 

Trastorno de la coordinación: se lo denomina ataxia. Se trata de una alteración en la capacidad de coordinar los movimientos voluntarios. 

Disartria: se refiere al trastorno del habla, que se define como el acto motor que implica la expresión a través del lenguaje. Es la alteración en el control muscular de los mecanismos del habla, los cuales incluyen la respiración, la fonación, y la articulación, entre otras.

Trastornos sensitivos: pueden ser deficitarios en lo referente al tacto dolor y /o temperatura, o irritativos manifestándose como parestesias (sensación de dormidera) o dolores.

Trastornos del lenguaje adquirido: Este trastorno es conocido como afasia. Puede comprometer tanto la expresión como la comprensión del lenguaje oral. El paciente puede, por ejemplo, cambiar u omitir letras o vocablos o no ser  capaz de encontrar la palabra correcta para denominar objetos o referirse a algún hecho. También es posible que haya trastornos de la escritura y/o lectura.

Agnosias: se llama así a la alteraciòn en el reconocimiento de un material previamente conocido, ofrecido a la sensopercepción, en un paciente sin déficits sensoriales elementales, trastornos en la atención, en el lenguaje o con un deterioro cognitivo severo y que es el resultado de una lesión cerebral adquirida. Este déficit en el reconocimiento es modalidad específica: puede haber dificultad para reconocer estímulos visuales conocidos como: objetos, rostros, colores o estímulos auditivos o táctiles. Se pueden describir tantas agnosias como modalidades sensoriales existen.

Negligencia espacial: es el resultado de lesiones encefálicas derechas en pacientes diestros, siendo muy raros los casos de heminegligencia derecha por lesión izquierda. Se caracteriza por la dificultad del paciente de responder, tomar conocimiento de eventos u orientarse hacia el lado contralateral a la lesión cerebral. Afecta no sólo el espacio extrapersonal sino también el espacio corporal (“hemiasomatognosia”, subutilización de miembros,extinciòn sensitiva) y se acompaña frecuentemente de anosognosia, lo que agrava el pronóstico funcional y limita la rehabilitación.

Apraxias: Es la dificultad de llevar a cabo en forma voluntaria diferentes movimientos, realizados en forma deliberada y fuera de contexto, en ausencia de déficits sensoriales y motores elementales  o deterioro mental severo. Dicha alteración es secundaria a una lesión cerebral adquirida, frecuentemente hemisférica izquierda. El paciente muchas veces puede realizar todos los movimientos en forma espontánea, pero falla cuando estos son solicitados por el examinador, este hecho puede llevar a la subestimación del déficit por parte del paciente o la familia.

Se pueden distinguir varias formas de apraxia: ideomotora, ideomotriz y del vestir, bucolinguofacial, cada una con  características específicas que las identifican.

Trastornos deglutorios: Se define como disfagia cualquier dificultad en la deglución, desde la formación del bolo alimenticio hasta su desplazamiento desde la boca al esófago. No es una enfermedad en sí misma sino que constituye un síntoma de otra enfermedad subyacente. La disfagia orofaríngea tiene una elevada frecuencia en pacientes con enfermedad neurológica (ACV, TEC, Parkinson, etc.) y en personas de edad avanzada. [saber más]

Trastornos neurocognitivos: El trastorno de varias funciones cognitivas (memoria, lenguaje, gnosis, etc) configura un deterioro cognitivo. Dicho deterioro puede ser desde leve hasta un compromiso severo de todas o algunas de ellas, comprometiendo las actividades de vida diaria, llevando al paciente a la dependencia de  terceros, con la consiguiente repercusión laboral, familiar y social;  lo que corresponde a un cuadro demencial.

Dentro de los trastornos cognitivos, la pérdida de memoria es uno de los síntomas más frecuentes y tal vez, el más notorio dado que, según el grado de afectación de la misma, interfiere en todas las actividades del sujeto.

La pérdida de memoria puede ser de instalación aguda, subaguda o progresiva en el tiempo según la patología que la ocasione. Puede comprometer tanto la memoria anterógrada (dificultad o incapacidad de incorporación de  nuevos recuerdos o conocimientos), o retrógrada (incapacidad de recordar eventos ya sucedidos).

Lo más frecuente es el compromiso de la memoria anterógrada y en menor grado de la memoria retrógrada, la que siempre es limitada en el tiempo, perdiéndose primero los recuerdos más recientes y permaneciendo los más alejados en el tiempo.

Muchas veces la queja de memoria puede ser secundaria a un déficit atencional, lo que debe ser evaluado, dado que la etiología, la gravedad y la evolución del mismo es completamente diferente.

Se entiende por déficit atencional a la alteración de los recursos atencionales. La atención es el primer paso para la adquisición de nueva información. Algunos síntomas  característicos de falla atencional son: “lagunas” en las conversaciones, episodios de “mente en blanco” y de “a qué venía”, lectura ineficaz con episodios de relectura, actos automáticos, entre otros. Sus causas pueden ser múltiples pero por lo general están vinculados a factores afectivos, emocionales, de estrés y sobrecarga.

La falla atencional muchas veces forma parte del síndrome disejecutivo, entendiéndose como función ejecutiva al conjunto de habilidades cognitivas que nos permiten tener una conducta efectiva y creativa en la vida y socialmente adecuada. El compromiso de la misma lleva a una perturbación persistente en la capacidad de administrar los recursos atencionales (dificultad en realizar tareas concurrentes, inhibir estímulos irrelevantes), la iniciación y planificación de actividades, formulación de metas, elección de estrategias y monitorización de resultados. 

Listado de algunas de las enfermedades que pueden cursar con un trastorno cognitivo y las que se benefician de un tratamiento de rehabilitación neurocognitiva.

  • Enfermedades Neurodegenerativas:  Enfermedad de Alzheimer, Enfermedad de Parkinson, entre otras.
  • Infecciones del Sistema Nervioso Central: Encefalopatía secuelar post encefalitis herpética o meningoencefalitis, entre otras.
  • Enfermedades Cerebrovascular: Ataque cerebro vascular (ACV)
  • Encefalopatía post anoxo-isquémica
  • Injuria Cerebral traumática: Post Traumatismo encéfalo-craneano.
  • Enfermedades Desmielinizantes: Esclerosis Múltiple
  • Secuela cognitiva post neurocirugía.